Ficha de Protección Social: Medición de Vulnerabilidad

Los beneficios del Sistema de Protección Social no se limitan a la población pobre, sino que también benefician a sectores de ingresos medios que se consideran vulnerables. En este sentido, la ampliación de la población objetivo y el cambio de paradigma de pobreza a vulnerabilidad han motivado la introducción de un nuevo instrumento de identificación de beneficiarios de los programas sociales.

La nueva Ficha de Protección Social considera cambios conceptuales importantes en comparación con su predecesora. La principal modificación tiene que ver con el enfoque utilizado para caracterizar a las familias según su nivel de vulnerabilidad socioeconómica, entendida como el riesgo de estar en pobreza. 

Esto incluye tanto a los hogares efectivamente pobres como aquellos que tienen una alta probabilidad de empobrecerse en el futuro. En este sentido, la vulnerabilidad es un concepto dinámico y más amplio que la noción de carencias asociadas a la pobreza que consideraba la Ficha CAS.

Los datos obtenidos de la Encuesta Panel Casen han sido fundamentales para comprender la dinámica de la pobreza y la vulnerabilidad en Chile. 

Más de la mitad de la población que calificó como pobre en 1996 (55,8%) tenía ingresos superiores a la línea de pobreza en 2001. Asimismo, un 46,6% de quienes calificaron como pobres en 2001 no lo eran cinco años antes. Estas cifras muestran que la definición estática de la pobreza es insuficiente para dar cuenta de la realidad socioeconómica.

En consecuencia, la perspectiva dinámica de la vulnerabilidad entrega una mejor caracterización de la pobreza dura, referida a aquellos hogares cuyo nivel de ingreso está sistemáticamente por debajo de la línea de pobreza. 

Hay tres tipos de factores que inciden en la condición de vulnerabilidad que experimentan los hogares: (i) un bajo nivel de activos económicos en relación a las necesidades del hogar; (ii) un nivel de exposición a riesgos económicos que es elevado en relación a los activos del hogar; (iii) una ausencia relativa de mecanismos de defensa frente a riesgos.

El primer factor se refiere a la cantidad y calidad de recursos económicos que posee el hogar. Esto incluye no solo los ingresos monetarios, sino también los activos no monetarios, como la propiedad de vivienda o tierras, la educación y habilidades laborales, y el acceso a servicios básicos como la salud y la educación. 

Un bajo nivel de activos económicos en relación a las necesidades del hogar puede limitar su capacidad para afrontar gastos imprevistos o para acceder a oportunidades económicas y sociales.

El segundo factor hace referencia a la exposición del hogar a riesgos económicos, como la pérdida de empleo, la enfermedad o la muerte de un miembro del hogar, o la variabilidad de los precios de los productos agrícolas o de otros bienes y servicios que el hogar produce o consume. 

Si el nivel de exposición a estos riesgos es alto en relación a los activos del hogar, el hogar puede verse afectado significativamente por eventos adversos y puede experimentar una caída en su nivel de vida.

En tercer lugar, la ausencia relativa de mecanismos de defensa frente a riesgos se refiere a la falta de recursos y capacidades del hogar para enfrentar situaciones adversas, como enfermedades, accidentes, desastres naturales, etc. Un hogar con pocos recursos y sin redes de apoyo es más vulnerable ante estos eventos, lo que puede resultar en un empobrecimiento aún mayor.

En este contexto, la nueva Ficha de Protección Social busca identificar y caracterizar a la población nacional de manera más amplia y dinámica, considerando no solo a los hogares efectivamente pobres, sino también a aquellos que tienen una alta probabilidad de empobrecerse en el futuro. 

De esta manera, se busca focalizar las acciones y prestaciones sociales ejecutadas y coordinadas por distintos organismos del Estado, de manera que se pueda contribuir a reducir la vulnerabilidad de la población.

Es importante destacar que la vulnerabilidad no es una condición estática, sino que puede cambiar en el tiempo. Por lo tanto, la identificación de hogares vulnerables debe ser un proceso continuo y dinámico, que permita actualizar la información de manera regular y adaptar las políticas y programas sociales según las necesidades de la población en cada momento. 

En este sentido, la Ficha de Protección Social es un instrumento clave para la implementación de un sistema de protección social inclusivo y efectivo, que permita garantizar el acceso a oportunidades de educación y trabajo, cubrir los riesgos de enfermedad e invalidez y garantizar una vejez digna para toda la población.